CELOS LABORALES
- Vanessa Dalis
- hace 2 días
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Esta es la historia de Jimena, una trabajadora de una empresa de venta de seguros en Washington D.C. Era una gran trabajadora: puntual, proactiva y se llevaba bien con todos. Tenía excelentes números de ventas y llevaba cuatro meses consecutivos como empleada del mes.
Los compañeros de Jimena la respetaban y muchos la admiraban; los jefes siempre la ponían como ejemplo a seguir. Pero había alguien que no sentía tanto cariño o respeto hacia Jimena: Estela.
Estela era una chica que, a pesar de tener más tiempo en la empresa que Jimena, no había podido avanzar en sus ventas y números de productividad en comparación con su compañera. Estela era del tipo de trabajadora puntual, siempre llevaba café latte a sus jefes para congraciarse y también era de las que a veces se quedaba media hora extra solo para llamar la atención de sus jefes.
Hace un mes, Estela tomó una decisión en su corazón y en su mente. Su hermano, nativo de Ecuador, trabaja en la Montaña del Diablo, donde extraen minerales para comercializar. Su hermana hizo que él, con esfuerzo, pasara de forma ilegal al país, y le pidió un regalo como recuerdo de su casa: una lengua de oso hormiguero (que es de buena suerte para los creyentes de Ecuador) y mercurio en polvo. A su hermano le pareció raro lo del mercurio en polvo, pero ella iba a costear su salida por tierra a los Estados Unidos, así que no iba a ser un impedimento que él le presentaría a su hermana.
Cuando su hermano le dio el pedido a Estela, era lo que ella estaba esperando para llevar a cabo su plan. Al día siguiente, compró un paquete de cuatro lattes, dos para sus jefes directores, uno para ella y uno para Jimena. Llevaba un mes completo haciendo esta rutina, pues su plan consistía en ir mezclando dosis de polvo de mercurio en el café de Jimena.
La intoxicación por mercurio
La intoxicación por mercurio puede afectar múltiples sistemas del cuerpo, en particular el sistema nervioso, los riñones y el sistema inmunológico. Los síntomas pueden ser agudos (inmediatos) o crónicos (a largo plazo).
Síntomas neurológicos: Son los más preocupantes y pueden incluir:
Pérdida de la visión periférica.
Sensaciones de hormigueo, especialmente en manos, pies y alrededor de la boca.
Falta de coordinación de movimientos.
Problemas del habla y la audición.
Debilidad muscular, atrofia muscular, espasmos.
Temblores (mercurialismo).
Cambios emocionales (irritabilidad, nerviosismo, cambios de humor, timidez excesiva).
Insomnio.
Dolores de cabeza.
Deterioro mental, problemas de memoria, atención y capacidad cognitiva.
En casos graves, convulsiones y coma.
En el caso de Jimena, el primer día tuvo dolores de cabeza y sensación de hormigueo en sus manos. El día dos, Estela hizo la entrega de los cafés y, con susto, todos tomaron su café. Ya para este segundo día, Jimena tenía una rendición de cuenta de una importante empresa, pero tuvo problemas al hablar y problemas de memoria. No pudo presentar bien su trabajo y sus jefes se sintieron muy decepcionados y disgustados con Jimena. Ella ese día se fue temprano a su casa, pero al manejar tuvo una pérdida de la visión periférica, que es uno de los síntomas, y sufrió un grave accidente en el que fue puesta en coma.
La noticia impactó al día siguiente a todos en la empresa. Algunos se sintieron muy afligidos; otros comentaban que era culpa de los jefes por haberla hecho sentir tan mal que quiso suicidarse, murmuraban otros. Este día, Estela, como era de costumbre, empacó cuatro cafés: tres lattes y uno expreso para ella misma, pues no sabía que Jimena no se presentaría a trabajar. Cuando llegó, los jefes, preocupados y estresados por la noticia, recibieron a los abogados de accidentes laborales de la empresa en defensa de Jimena. Uno de los socios, al ver a Estela, casi se le fue encima a saludarla y le quitó de las manos el paquete de café. Entró con ellos al despacho de los jefes, abrió un latte, lo escogió para él y los otros los ofreció a su socio, a los abogados y al padre de Jimena, que fue en representación.
El latte que iba para Jimena lo tomó uno de los socios. No fue sino en la noche que tuvo una convulsión, supuesto que era una persona mayor de 53 años con problemas renales, pero estabilizados y en tratamiento. Al ser llevado enseguida a la clínica, los médicos dieron los resultados a la esposa del socio, que ya estaba poco más estable: detectaron envenenamiento por mercurio en polvo. La policía llegó e hizo averiguaciones de la comida y lo único que estaba fuera de lo usualmente ingerido en casa era el café que tomó de una empleada llamada Estela.
Enseguida fueron en busca de evidencia y los residuos de los vasos de café que, afortunadamente, aún estaban en la papelera. No pasaron más de seis horas cuando el FBI fue a buscarla por intento de homicidio a uno de los CEO de esta empresa de seguros por intentar envenenarlo.
Por ahora, lo que sabemos de Jimena es que ha despertado luego de un mes y se está recuperando de un accidente provocado. La empresa se ha hecho cargo de todos los gastos médicos de Jimena gracias al abogado que la representó y a su padre, que estuvo allí siempre acompañando a su única hija. En medio de una acalorada interrogación, Estela contó toda la verdad de lo que hizo.
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